Juan Manuel y Raquel se conocieron cuando eran muy jóvenes, en la fábrica de colchones de la familia de Raquel. A lo largo de los años, sus caminos se cruzaron varias veces, pero no fue hasta muchos años después, en un encuentro casual en un restaurante, que comenzaron a hablar y a conocerse más profundamente. Desde entonces, su relación floreció, marcada por el apoyo mutuo, la superación de desafíos y la profunda admiración que sienten el uno por el otro.
Lo que más los atrajo fue la sencillez y sinceridad de Raquel, junto con la nobleza y caballerosidad de Juan Manuel. A lo largo del tiempo, su relación ha sido emocionante, divertida y llena de amor. Han compartido momentos inolvidables, desde noches bailando hasta la superación de enfermedades que fortalecieron aún más su vínculo.
La propuesta de matrimonio fue una sorpresa maravillosa en el día del cumpleaños de Raquel, rodeada de sus seres queridos y con un anillo escondido en una caja de zapatos. La planificación de la boda fue estresante pero muy emocionante para Raquel, quien se encargó personalmente de cada detalle, desde los souvenirs hasta la decoración, asegurando que todo fuera perfecto para su día especial.
El día de la boda fue un sueño hecho realidad para ambos. Desde el "getting ready" hasta la ceremonia en la iglesia, y finalmente la recepción, cada momento fue mágico. Raquel se sintió como una reina, rodeada de sus amigas y familiares, y Juan Manuel no pudo estar más feliz al ver a su amada cumplir su gran sueño de casarse por la iglesia.
Su consejo para otras parejas es planificar con tiempo, mantener a Dios en el centro de su relación y asegurarse de que cada detalle esté bien organizado. Y sobre todo, elegir un buen fotógrafo es esencial, ya que las fotos son el único recuerdo tangible que perdurará con los años.
Para Juan Manuel y Raquel, el día de su boda fue el mejor de sus vidas, lleno de amor, risas y momentos que los asesorarán para siempre.
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